Vladimir Cerrón (*)
Para Perú Libre el triunfo de Pedro Castillo constituye un éxito de por sí, independientemente de los resultados de una segunda vuelta, la que aspiramos ganar, por las siguientes razones:
Primero, es la única vez en la historia del Perú que un partido de izquierda, forjado en el Perú Profundo, se hace presente en la escena nacional como expresión de la sublevación contra el centralismo de la derecha y de la izquierda criolla, pero sobre todo contra el neoliberalismo, para constituirse en una fuerza política propia.
Segundo, como resultado de su participación, gana en primer lugar una primera vuelta electoral nacional, pasando a una segunda vuelta para definir la presidencia y la conducción del Estado.
Tercero, Perú Libre tendrá la primera bancada mayoritaria en el parlamento, lo cual permitirá conducir importantes comisiones parlamentarias y lograr cambios trascendentes.
Cuarto, las ideologías si existen y son necesarias para vida de una sociedad. Perú Libre ha declarado abiertamente su postura marxista, leninista y mariateguista, sin camuflarse en la respuesta pusilánime de ser de arriba o de abajo, lo que además pone en evidencia que el pueblo clama un giro de sistema hacia un consenso más justo entre la clase dirigente y la clase dirigida.
Quinto, se demuestra que el pueblo exige mayor intervención del Estado para regular el mercado con sus abusos propios, requiere un Estado fuerte, descentralizado, plurinacional, empresario, protector y planificador. Para lograrlo, debemos marchar a una Asamblea Constituyente.
Sin embargo, para que el trabajo sea completo hace falta lograr la presidencia de la República, el Ejecutivo del Estado, tarea nada sencilla considerando el conglomerado de partidos derechistas en el país, lo que obliga a Perú Libre a ponerse a prueba si es capaz de ampliar su radio de alianzas con el mismo pueblo y sus organizaciones vivas.
(*) Secretario General Nacional del Partido Perú Libre