Teófilo Briceño. Centro de Estudios Francisco Bilbao.
Desde el año 2017 que se discute en el Parlamento el Proyecto de 40 horas, que consiste en reducir de 45 a 40 horas a la semana la jornada laboral. Se discutió en la Cámara y pasó al Senado, donde está hoy en discusión.
El gobierno realizó indicaciones y lo adoptó como un proyecto símbolo de su obra “progresista”. Sin embargo, en el Senado la derecha “aporta” nuevas indicaciones, todas ellas, por supuesto, en consonancia con las opiniones e intereses de los gremios empresariales.
El objetivo publicitario del gobierno al reactivar el proyecto de 40 horas en el Senado, donde estaba estancado, se funda en que “…. reducir la jornada a 40 horas significa una mejoría en la calidad de vida de trabajadoras y trabajadores, quienes dispondrán de más tiempo para descanso, recreación, vida familiar y comunitaria…. “(1).
La patronal saludó la iniciativa y el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Juan Sutil, aseguró que el proyecto «se condice con los acuerdos que hemos llegado, los empleadores y los trabajadores, así que vamos a ver el detalle, pero entendemos que el detalle es de acuerdo a como hemos conversado». (2)
La propia CPC, junto a las organizaciones sindicales Central de Trabajadores de Chile (CTCh), Unidad Nacional de Trabajadores (UNT) y la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), llegaron hasta las oficinas del ministerio del Trabajo para presentarle a la ministra Jeannette Jara una propuesta para avanzar en la reducción de la jornada laboral.
Juan Sutil aseguró en este marco que hoy existen “las condiciones para avanzar (en la reducción) con la adaptabilidad que corresponde, grados de flexibilidad, aunque no sea una buena palabra para algunos, y con gradualidad en su implementación”.
La CUT por su parte, si bien no firmó el “acuerdo” entre esas Centrales, por temas como la flexibilidad, que para ellos es sinónimo de precariedad laboral, está en la idea de conversar para llegar acuerdos por sectores de la producción. (3)
Todo suena aparentemente bien para los trabajadores y trabajadoras. El proyecto goza de “buena prensa”, y la idea que se muestra y resalta es reducir la jornada, sin baja de sueldo, para tener más tiempo para la familia y el desarrollo personal.
Pero hay al menos tres aristas que contienen una gran trampa, o una peligrosa letra chica, en un lenguaje más actual.
1.- ¿Puede haber más tiempo para la familia, sin aumento de sueldo en el trabajo principal del que labora? Lo que hoy sucede en la práctica diaria es que las personas tienen dos o más trabajos (formales o informales) para poder sortear el costo de la vida, afrontar deudas u otras necesidades impuestas por el sistema.
De aquí la pregunta: ¿40 horas de jornada, sin aumento de sueldo, impulsaran realmente una mejor calidad de vida? Y realmente indigna el proyecto publicitario del gobierno, pues ellos saben que no será así. La cuestión es simple, sin mejores sueldos no hay mejoría posible en la calidad de vida.
2.- El llamado “acuerdo social”, que incluye gremios, trabajadores y Estado, tiene un tema de fondo, y no es la calidad de vida del trabajador (a), es elevar la productividad, que no es lo mismo que producción, es sinónimo de mayores ganancias para los empresarios.
Es decir, necesitan productividad para ganar más. Productividad a la que se llega con una mayor “eficiencia”. Suena bien en general, pero tiene una bajada perversa, que es mayor explotación al trabajador. Nunca se escucha que el empresariado esté dispuesto, a lo menos en Chile, a disminuir sus jugosas ganancias.
Para elevar sus ganancias, y aumentar la productividad, necesitan jornadas de trabajo a disposición del patrón, con el menor poder posible de negociación de los trabajadores. Si más del 70% de la fuerza laboral, no está organizada, y el 85% no negocia colectivamente, ¿qué poder tiene el trabajador para lograr acuerdos satisfactorios?, ninguno, acepta o no tiene pega, así de sencilla es la cosa.
Alguien, con el sentido común imperante, dirá, bueno eso no es problema del patrón, es del trabajador que no se une, pero la realidad es que los patrones han creado un sistema perverso para que los trabajadores (as) no tengan esa capacidad, como las actuales normativas laborales.
3.- Adaptabilidad o flexibilidad, que las gremiales ponen como condición para avanzar, no solo están asociadas a las 40 horas, que les vienen muy bien como publicidad. Están acompañadas desde hace muchos años en distintos proyectos de ley, como el de contrato por hora de trabajo u otras, que apuntan a erradicar logros laborales históricos como las 8 horas de trabajo continuo, con 8 horas de descanso continuo y 8 horas de ocio o recreación, también continuo. Es decir, estar a la orden del patrón cuando él quiera y lo necesite. Precarización total pues ya no podremos ni descansar adecuadamente.
Todos sabemos que en Chile la flexibilidad laboral y también la adaptabilidad en la actual normativa laboral es muy amplia, gigantesca, pero aún quieren más y más. El proyecto y su entorno (un paquete de medidas), están en esa dirección, más ganancias para el empresariado, y más precarización y perdida de derechos para los trabajadores. Los gremios, la derecha lo tienen claro, el gobierno “progresista” también, por tanto, no nos pretendan endulzar este nefasto negociado.
Claro que estamos de acuerdo con bajar la jornada de 45 a 40 horas, pero sin trampa, sin letra chica. Y hay que agregar también, a los que dicen que es para mejorar la calidad de vida, mejores sueldos, lo demás es simple pirotecnia, humo publicitario.
(1) Gob.cl – Artículo: Gobierno Reactiva Proyecto De 40 Horas Y Presenta Indicaciones A Iniciativa Que Será Discutida Con Suma Urgencia Por El Senado (www.gob.cl)
(2) Proyecto de 40 horas laborales: Cómo se implementaría y en qué beneficiaría a los trabajadores – Meganoticias
(3) CUT por proyecto de 40 horas de la CPC: ‘Bajar la jornada viene con no bajar las remuneraciones’ (adnradio.cl)