Teófilo Briceño
Se confirma el dicho popular “cada día puede ser peor”, y que refleja ese sentimiento de tristeza del chileno popular, medio hastiado de la vida, indignado con la forma de sobrevivir a medio morir saltando en el Chile actual, resignado y sin fuerza para protestar. No supera el umbral del inofensivo pelambre.
Se siente, o nos sentimos, derrotados, especialmente luego de la esperanza de cambio real surgida el 19 de octubre del 2019 y abortada por el hábil pero pernicioso manejo sistémico de la crisis, por la ausencia de alternativas populares y por las enormes anomias sociales sembradas con gran fecundidad por el sistema en la población chilena.
Chilenos y chilenas, presos de desequilibrios mentales, de una vida sin sentido, sólo basada en la aspiración de tener medios materiales, muchos de carácter desechable, prisioneros de un consumo hedonista enfermizo, enfermante, y hasta contagioso.
El reciente acuerdo de la casta política para un nuevo proceso constituyente, basado en la idea de la derecha y del llamado “progresismo”, de una “democracia protegida”, de baja intensidad, donde la soberanía popular es casi anulada totalmente, le da sustento a este dicho popular relativo a que cada día puede ser peor que el anterior.
Desde la UDI al PC, se ponen de acuerdo para violar la soberanía popular, con amarres para proteger al modelo neoliberal y asegurarse ellos, la casta política, parte de la burocracia capitalista, el monopolio de las decisiones de poder en el país.
Los héroes de la burocracia, su primera línea, son expertos en catalogarse casi de super hombres o mujeres por encima al resto de la población, por ejemplo, por el estatus, siempre cuestionable, que aporta la Academia.
Los expertos serían los expresidentes, incluyendo a Piñera, Lagos, Frei, Bachelet, se habla de Hernán Larraín (ex ministro de Justicia, ex senador de la UDI y protector de Colonia Dignidad); de economistas que defienden a rajatabla el sistema neoliberal, y así, expertos, serán todos aquellos impulsores del modelo, muchos de ellos simples lacayos bien pagados de los megaricos del país.
Algunos progres intentarán defenderse diciendo que elegirán a expertos más decentes, pero viendo el actuar del gobierno sin duda no será así. O a lo más, podrá ser un premio de consuelo para algunos que, desde el campo de la izquierda, con suerte podrán colarse en la fiesta de los burócratas, siempre sometidos a sus reglas eso sí.
De todas maneras, ya es sabido que entre super héroes, no se pisarán la capa. Y una regla general para todos o casi todos, es que serán expertos en cagarnos, doctores en triquiñuelas, maestros de actuaciones y simulacros, expertos para justificar la antidemocracia.
Tenemos que decir, parafraseando a la campaña del rechazo, ASÍ NO, el acuerdo es malo y punto.
Lo mínimo, un órgano constituyente 100% electo en sufragio universal, que los independientes puedan formar listas y sin el chaleco de fuerza del acuerdo del 12 de diciembre 2022.
La tristeza y la resignación conviven con la indignación y la esperanza. Ojalá que esta segunda pareja de conceptos gane la batalla por el espíritu y el alma nacional.
Los chilenos y chilenas, tenemos que arruinar la fiesta de los burócratas, la disyuntiva es, si desde “dentro y fuera” del proceso o solo desde “fuera”.