Teófilo Briceño, Centro de Estudios Francisco Bilbao.
Francisco Bilbao y la sociedad de la igualdad en 1851 sostenía que “la soberanía del pueblo es la base de toda política”, 170 años después la casta política sigue con la misma idea conservadora contra la que lucho Bilbao, la sociedad de la igualdad y distintas generaciones durante nuestra historia.
A todas luces el acuerdo del 2 de diciembre del 2022 para un nuevo proceso “constituyente” es violatorio de la soberanía del pueblo o popular.
Esta violación tiene distintas aristas que posee como sustento que el parlamento se atribuye decisiones, a raíz del triunfo del rechazo a la propuesta de cambio constitucional, que no le corresponde porque expresamente la mayoría del país al inicio del proceso pasado exigía un órgano 100% electo directamente por la ciudadanía y sin tutelaje.
Los poderes económicos, que promocionan a los “burócratas políticos” que le aseguran sus negociados, apuestan a que se mantengan en su función, pero también tienen sus cartas bajo la manga con aquellos que desde el centro o extrema derecha critican la “política”, les llaman díscolos o nuevos políticos, disfrazados de independientes o representantes de la gente.
Los negocios, su “naturaleza”, que no tiene moral, ni ética, es una fuente de conflictos entre los “políticos” y los grupos económicos, si simplificamos entre burócratas y burgueses, que la mayoría de las veces tienen los mismos intereses, pero no siempre, lo que explicaría – producto de la revuelta social – que en la burocracia política se expresaran conflictos importantes. Pero eso ya paso, ahora están todos o casi todos disciplinados.
Los burócratas políticos no quieren perder sus cuotas de poder que tanto les beneficia y que los constituyen ya como grupo de interés.
Pues bien, ahora en algo coinciden casi todos, que el modelo neoliberal hay que mantenerlo o modificarlo solo en apariencia. La burguesía y también las transnacionales, quieren asegurar no modificar la matriz económica de Chile, que incluye no acabar con las AFP, los TLC, asegurar monopolios, etc y la burocracia política no modificar el modelo de democracia protegida que les asegura la pega.
Por tanto, el nuevo proceso constituyente, tiene que asegurar de ante mano dos cosas, modelo económico por un lado y modelo político por otro. Los intereses de la burguesía y transnacionales y los intereses de la burocracia política. El pacto del 2 de diciembre del 2022, es ese, es un pacto no solo de los partidos tradicionales, es un pacto entre la burguesía y burocracia política. Un pacto que vela por los intereses de ambos, que vela por la gobernanza neoliberal.
Todo el poder mediático en su versión analógica o de tecnologías más avanzadas, todo el poder de la academia, de los lobistas, de las encuestadoras, todo el poder de la propaganda, de lo militar, todo el poder del dinero para disciplinar a todas y todos aquellos que se puedan rebelar ante el plan de la elite de poder.
Ausentes y castigados, los pueblos, la ciudadanía, las clases y sectores dominados.
Otra vez se viola la soberana nacional y la soberanía popular, como es costumbre en nuestra historia pre republicana y republicana.
¿Esta maniobra estratégica les resultará en su nueva gobernanza?, ojalá que no, pero sin fuerza política real influyente revolucionaria lo más probable que sí.
Como dijo el gran filósofo chileno Aquiles Baeza “la esperanza es lo último que se pierde”.
“La soberanía del pueblo, es la base de toda política”.
Enero 2023.