Por. Cecilio Ilasaca Quispe
Permítanme expresar las verdades frente a las mentiras, difamaciones, proscripciones y declaraciones de persona non grata, barbaridades que han cometido en contra de ocho bolivianos y bolivianas –entre las que me encuentro yo– después de que se desatara la crisis social en la República del Perú. Crisis que se inició desde el momento que, y de la forma cómo, le vacaron al presidente Pedro Castillo.
Hay que saber que los medios de comunicación de la oligarquía peruana juegan el rol de crear imaginarios colectivos de repudio hacia el Estado Plurinacional de Bolivia, razón por la que montaron videos falsos, entrecortados, tergiversando la información. Le han dicho al pueblo que habríamos participado en actividades proselitistas. Llegaron al extremo de afirmar que había una supuesta injerencia política en el territorio peruano, sobre todo en la región del sur, Puno, Juliaca, donde la Policía reprimió y mató a 17 personas en una jornada de movilizaciones. Para cubrir los crímenes acusaron de que las balas asesinas las habrían traído desde Bolivia. Una mentira completamente insostenible e infame.
A partir de esas barbaridades mediáticas se crea el comunicado N° 001-2023 de la República del Perú, en el que nos prohíben el ingreso al país. Somos ocho compatriotas los proscritos, comenzando por el expresidente Evo Morales, quien además fue declarado persona non grata por el Parlamento (el mismo que el pueblo quiere cerrar). Esta es una clara muestra de persecución política. Sin respeto alguno a los tratados que representan las reivindicaciones de nuestros pueblos ancestrales avasallados desde el siglo XVI. Con estas acusaciones quieren desviar la atención de los graves hechos que han transcurrido en casi dos meses de movilizaciones dentro de la nación peruana.
Todas estas falsas acusaciones representan una violación a los Derechos Humanos que hemos logrado sean incluidos en tratados internacional para ser respetados: la libertad de circulación dentro de la Comunidad Andina; la autodeterminación de los pueblos plasmada en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas; el Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales.
Los pueblos de Bolivia y Perú compartimos la misma memoria, una misma historia que hoy en día, en el marco de la diplomacia de los pueblos, se refleja en vínculos económicos, culturales y sociales.
Desde la llegada al gobierno del expresidente Evo Morales Ayma el Estado Plurinacional estableció formas solidarias, de complementariedad y fortalecimiento de saberes y conocimientos de los pueblos del Abya Yala. Para ello se han organizado diferentes eventos de carácter nacional e internacional, con la participación de hermanos y hermanas indígenas de Chile, la nación Mapuche, de Argentina, Ecuador, Canadá, de los Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, México, por citar algunos.
De igual manera, fuimos invitados a compartir experiencias e intercambios culturales con los pueblos indígenas del Perú, Argentina y otros países. Como expositores en dichos eventos en ningún caso nos inmiscuimos en asuntos internos, que son de particular tratamiento de cada nación.
Es de conocimiento universal nuestra memoria histórica de los pueblos. Nuestras hermanas y hermanos quechuas, aymara, guaraníes y de otras nacionalidades siempre fueron subalternizados, proscrito su idioma, sus espiritualidades, asesinados, masacrados o exterminados a partir de las terribles condiciones de trabajo o en matanzas ejecutadas por los ejércitos tanto en la época colonial como en la República.
Luego de una larga resistencia cultural, donde los indios y las indias entramos en escena a partir de nuestra conciencia política de liberación, en Bolivia llegamos a conformar una Asamblea Constituyente Plurinacional, episodio culminante del pleno derecho de los pueblos indígenas, hoy inscrito en el Capítulo IV de la Constitución Política del Estado.
El tema de la descolonización en el Estado Plurinacional es un mandato imperativo, constitucionalizado. En el Artículo 9 queda claro que son fines y funciones esenciales del Estado: “Constituir una sociedad justa y armoniosa, cimentada en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social, para consolidar las identidades plurinacionales”.
Hasta la Organización de Naciones Unidas (ONU), que aún alberga vestigios coloniales, organiza foros y reuniones en el marco de la descolonización. Incluso declaró el periodo 2021-2030 como el “IV Decenio Internacional para la Eliminación del Colonialismo”. Además, en su resolución exhorta a los Estados miembros a aumentar los esfuerzos por seguir implementando el plan de acción para la eliminación de este mal que dejaron los países invasores en las tierras saqueadas. Mientras tanto, en Perú nos tratan de injerencista por reunirnos con nuestros hermanos y hermanas.
Sé que desde la unidad de los indígenas del Abya Yala vamos a reconstituir los pueblos amerindios para humanizar los Estados aparentes y coloniales y construir el Vivir Bien.
Cecilio Ilasaca Quispe, Aymara, investigador social, indianista del Abya Yala.