Teófilo Briceño, enero 2023.
Ante la crisis política que vive el país, en especial el campo popular, luego de la derrota del plebiscito de salida en el 2022, vale la pena preguntarse dónde está la izquierda, y la respuesta de muchos en redes sociales es al fondo a la derecha: algo de cierto hay en aquello.
Miles de hombres y mujeres, por lo menos algunos cientos de miles, en el Chile de hoy, se sienten y son de izquierda, entendido en esta adhesión a personas que tienen en sus ideales un horizonte de sentido anticapitalista y antiimperialista y por ende buscan luchar por transformaciones estructúrales en el país.
A estos miles de compatriotas les hace sentido la conquista de una sociedad socialista, agregaría comunitaria, como la que soñó e impulsó el gobierno popular de Salvador Allende, contextualizado al presente que nos toca vivir.
Ese horizonte no está en el gobierno de Gabriel Boric, que de anticapitalista y antiimperialista no tiene nada, creo que en su coalición la mayoría tampoco lo tiene y si algunas de las colectividades que la habitan lo tuvieren están subordinadas y parece que disciplinadas a los intereses de lo que se ha venido a llamar el mundo “progre”.
A la izquierda del gobierno y fuera de él, no existe hoy por hoy, una izquierda visible políticamente, que tenga una voz medianamente potente o que se haga notar. Lo que hay es un archipiélago de colectivos muy pequeños o personajes, hombres y mujeres, gruñones, ensimismados en un radio de acción minino y por tanto irrelevante para los destinos de la patria.
En ese archipiélago inútil, puede haber otros archipiélagos (diversidad) que son útiles y necesarios a la causa del cambio, me encuentro también yo y el colectivo al cual pertenezco, por tanto, esta reflexión no solo es una crítica, también una autocrítica.
¿Sera posible levantar una izquierda, de carácter popular, a la izquierda y fuera del gobierno? Que tenga como primera tarea romper con la trampa de que la contradicción del país es entre una derecha recalcitrante, defensora a muerte del neoliberalismo y un gobierno representante de un neoliberalismo edulcorado o light.
Creo que sí, es una necesidad expresar políticamente una izquierda con horizonte y sentido socialista y reubicar a los conceptos izquierda, centro, derecha en un sentido de lucha de clases o de sectores sociales y que no sean solo definiciones “culturales” como productos publicitarios vacíos, lo que llevó a Nicanor Parra a decir su célebre frase, “izquierda y derecha unidas, jamás serán vencidas”, que en el fondo hoy en día, es la casta política actual representada en los órganos del Estado.
Los cambios medioambientales y todos sus derivados que implican hambrunas, migraciones, cambios de habitabilidad, etc; un mundo en que el desarrollo tecnológico, marcadamente individualista y capitalista genera la perdida de lo social; el reordenamiento mundial de los imperios y tantas otras cosas nos llevan a concluir que no podemos seguir viviendo de la misma manera o la humanidad y que en este caso la región cambia o vamos al caos total.
Si queremos sobrevivir como humanidad, viviendo en sociedades organizadas con justicia plena y Buen Vivir, y no aceptando que ante las crisis solo sobrevivan los ricos, los pudientes y sus lacayos, ello nos obliga a levantar el horizonte anticapitalista y antiimperialista, es decir socialista comunitario o post capitalista, si a alguno le incomoda el lenguaje.
Esta tarea de proponer una Nueva Sociedad que reemplace al injusto sistema en que vivimos, solo la puede llevar adelante una izquierda con proyectos comprometidos con profundos valores humanos y que no sea parte del bloque de los que sostienen este orden: una Izquierda popular ahora. Busquemos su formación con urgencia.